La caída en la facturación de la gran mayoría de las PyMES, en lo que va del aislamiento social, supera -en promedio- el 53 %. Similares guarismos deben aplicarse a la Producción y caída del consumo interno. Como lógica contrapartida, nos encontramos con un endeudamiento preocupante y galopante, que nos ha impactado a todos: Empresas, Consumidores, Familias, y Estado.
Siendo este el sector de la Economía que aporta el 50 % del Producto Bruto Interno (PBI), y emplea el 70 % de la fuerza laboral del País, podemos válidamente sostener que salvar a las PyMES es salvar al País, y a nosotros mismos.
Esta situación de colapso generalizado no nos remonta al 2001 en nuestro País, sino a la Europa de posguerra, en 1945. ¿El viejo Continente podía recuperarse solamente con el esfuerzo de los Estados Europeos? Claramente no, y por ese motivo se ideó – por parte de Estados Unidos- el conocido Plan Marshall, generando la financiación suficiente para que Europa surgiera de sus cenizas. Gracias a ello, y a la magnanimidad y visión de los Dirigentes Europeos, se apuntalaron las bases de la Unión Europea.
Este proceso de salvataje implicaría la puesta a disposición de las PyMES de la totalidad del menú de financiamiento tradicional existente, tanto bancario, como bursátil. Pero no podemos, ni debemos quedarnos solo con estas herramientas. La realidad que enfrentamos nos compele a avanzar y dinamizar las vinculadas a los servicios prestados por Empresas Fintech, que combinan plataformas digitales, internet, y globalización. Esta mayor oferta, redundará en una mejor y más competitiva Tasa de Interés. Para lograrlo, el Estado (en sus tres niveles de gobierno) debería eliminar todo componente tributario asociado a la Tasa de interés. Esto se encuentra vinculado a un replanteo estructural del Sistema Tributario Argentino, que junto con el costo laboral/sindical, son barreras que impiden a las PyMES y Empresas en general, poder ser competitivas, tanto en el mercado local, como en el internacional.
Si nos comparamos con el resto de Latinoamérica, al financiamiento PyME aún le queda mucho por crecer en Argentina. El promedio local alcanza al 0,3% del PBI, mientras que en la región asciende al 5%. Es decir, deberíamos crecer más de 15 veces para llegar a ese número. Por tanto, todos los Actores Financieros deberán colaborar fuertemente para ofrecer a las PyMES la mejor opción posible, según las características y situación económico-productiva de cada Empresa. La mies es mucha y las herramientas financieras tradicionales -a nuestro criterio- insuficientes para contener la demanda en la nueva normalidad pos cuarentena. Tanto el sector bancario, como el bursátil, deberían trabajar en forma colaborativa para que a las Empresas con dificultades financieras les lleguen los recursos económicos suficientes que vuelvan a ponerlas en operatividad.
El crowdfunding es el nombre con el que se conoce al financiamiento colectivo. Consiste en un tipo de operación que conecta a inversores con aquellos sujetos que necesitan financiación. Es una opción que aparece con las fintech, nuevos jugadores en el mercado financiero.
Es un sistema de financiamiento colectivo que crea un puente de conexión e intercambio entre inversores individuales y proyectos innovadores o sin escala, que no son atractivos para el financiamiento tradicional, tanto bancario, como bursátil. Se trata de un financiamiento entre particulares, utilizando una plataforma digital.
A su vez, el crowdfunding puede dividirse -en cuanto a lo financiero- en tres categorías según los objetivos a los que apunte: crowdlending, crowdonation, y equity/investing crowdfunding. El desafío será obtener financiamiento colectivo de estos inversores o ahorristas, nacionales o extranjeros, con ahorros por fuera del sistema bancario y bursátil nacional, otorgándoles las garantías suficientes del retorno de la inversión, como por ejemplo, por medio de garantías reales, avales, garantías de SGR, presentación del Planes de Negocios y Rendiciones de cuenta periódicas por parte de la PyMES beneficiarias, etcs.
Como antecedente de la complementariedad que debe existir entre estas diferentes herramientas financieras, ha sido la labor realizada por Muhammad Yunus, otorgando Microcréditos a pequeños Emprendedores, que no podían acceder al financiamiento bancario de Bangladesh. Tanto las Fintech, como los Bancos, la Comisión Nacional de Valores, la Superintendencia de Seguros de la Nación, las Cooperativas, y el Estado, deben funcionar como Partners y Socios Estratégicos, colaborando en este objetivo común que es salvar a las PyMES y al País.
Aspiramos a que el Estado y los Organismos de Control, tanto bancario como bursátil, apliquen la menor intervención posible, máxime cuando mediante esta herramienta financiera específica no se estaría haciendo una oferta pública de valores negociables, ni realizando una intermediación financiera, toda vez que son cientos de pequeños ahorristas, con nombre y apellido, que estarían confiando sus ahorros a PyMES Argentinas. En una situación de emergencia imprevista y profunda como la actual, no sería razonable aplicar los mismos criterios y controles estrictos y cerrados que en períodos normales. La mirada tiene que estar puesta en el objetivo, que es salir lo más rápidamente posible de la actual situación de colapso socio-económico, en la que la actividad privada, y las PyMES deberán ser la piedra angular del cambio.
Sería deseable que, por intermedio de estas Plataformas digitales, se re-edite un nuevo Plan Marshall a la argentina, logrando canalizar el ahorro externo (de personas físicas o jurídicas extranjeras) y de Ciudadanos Argentinos en el exterior, o fuera del sistema bancario nacional, para la financiación de PyMES y nuevos Emprendimientos/Startups en Argentinas.
Muchas veces, el problema es la solución: tenemos la gran oportunidad de refundar Argentina, y retomar el sendero de crecimiento alcanzado en nuestro primer centenario de vida Institucional, donde se nos consideraba uno de los países más ricos y pujantes del mundo. Perdimos el rumbo, hay que retomarlo.
(*) el autor es abogado, especialista en derecho bancario y financiero